jueves, 9 de febrero de 2012

Ah, que mala onda.


Buena onda el Nacho, me cae bien. Es lejos mi mejor amigo, mucho más que el Lerner,
pero en realidad da lo mismo, si uno anda analizando mucho sus amistades, seguro termina
más que solo y aburrido, y ésa no es para nada la idea.

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Todas sus confidencias son iguales. No cambian. Los encuentros sexuales nunca varían demasiado.
No es como cuando uno se enamora y, por mucho que uno cree que tiene experiencia de
más, al final resulta un novato. Inexperto, vulnerable. Uno se las cree todas, por eso pierde.
Siempre es difícil aprender. Mi padre se va por el camino fácil.

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Estoy leyendo el 'Mala onda' nuevamente, veamos qué tan hondo me cala esta vez.

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