miércoles, 14 de mayo de 2014

El tiempo supo darnos la razón.

Pocas veces alguien me hace tanto enojar como la persona en la que estoy pensando ahora.
Supongo que pocas veces alguien me ha importado al nivel de sacarme de mis casillas o de mi self para ponerme en contacto con el otro, en interacción con un otro, de tal manera que el conflicto me perturbe y logre hacerme enojar.
Pocas veces alguien me ha hecho llorar por algo tan real como la persona en la que estoy pensando.
Supongo también que cuando alguien te importa encuentra las maneras de hacerte daño y dejarte desestabilizada.
Pocas veces alguien me ha hecho desconfiar de mí tanto como esta persona.
Es que pocas veces una opinión externa me ha importado tanto.
Pocas veces alguien me ha hecho crecer de la manera en que lo ha hecho la persona en la que estoy pensando y es que pocas personas han sido capaces de verme reflejada de la manera en que él lo hace, en mi plenitud y totalidad, con defectos y virtudes, con días malos y días asquerosos.
Pocas personas me han mantenido interesada durante el tiempo en que esta persona lo ha logrado, supongo que pocas personas me han permitido conocer todos los días un nuevo aspecto de ellas.
Pocas personas ... Ninguna persona me ha hecho amar de esta manera y aunque los tiempos modernos indiquen que los jóvenes están conscientes de que nada es para siempre y que lo que llega se va y desde el momento en que algo se está viviendo se está a la vez consumiendo, yo quiero que esto que siento y esto que vivo no se consuma jamás, al más puro estilo de nuestros antepasados quiero en este estuario quedarme, hasta que sea viejita y ya no pueda moverme a ningún otro lugar.

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